Acabo de levantarme y he pensado que el sueño hubiera sido mejor si hubiera durado más, pero es lo que hay. Te he soñado. Es lunes, a eso de las 11 y tu acabas de salir de clase. La cantina está llena de gente, como siempre. Tu entras por una puerta, yo salgo por la otra, pero cuando nuestra miradas se cruzan no podemos evitar oír como nuestros corazones se aceleran a medida que el tiempo transcurre a nuestro alrededor. Me quedo sin aire y nos tiramos el uno a los brazos del otro, fundiéndonos en ese abrazo que habla por sí solo. La sensación es que acabas de verte con alguien que llevabas mucho tiempo esperando y sólo pides que ese abrazo no termine jamás, que el tiempo pare y poder besaros durante horas. Es como cuando sabes que vas a ver a alguien y el corazón empieza a latirte a tan velocidad que en un momento te preguntas si es cosa natural o si tu estás más colada que un mono de la rama de un árbol. Y cuando por fín ves a ese alguien una flecha te atraviesa el corazón y no entiendes muy bien qué has hecho durante los últimos 17 años sin esa sensación.
La parte mala es cuando otro alguien te recuerda que han pasado 20 minutos y que las clases vuelven a comenzar y tu te vas a clase de cine y él a su clase de matemáticas, y que durante esas 2 horas que dura la clase piensas en él durante al menos 1h50min. Bah, menudas ñoñerías se me ocurre escribir, pero qué mas me dará cuando sabes lo mucho que me gustas...
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