Tuesday

1 mesecito de nada, monada




Ayer me desmayé. Stop. Aunque muchos piensen que es cuestión de calor, aquí estoy yo para negarlo. La, o el. Calor. ¿Qué será que entendemos por calor? Aquella sensación de cuando el aire cálido no transpira por nuestros poros. Mentira. No era por calor. Yo creo que me desmayé porque tenía ganas de desmayarme. Está bien eso de caerte al suelo y no hacerte daño. ¿O no? Anda, no me digas que no, que sabes que tengo razón.
Esta mañana, como buena ciudadana de la Barceloneta que soy ahora, me he levantado a las 9, y después de haber desayunado como una diosa con Andro, me he dirigido a la playa. Olé!
Poco después de haber nadado hasta aquel espigón artificial que nos ha regalado la generalitat en medio de la playa de la Barceloneta, como diciendo: “óle, aquí tenéis el regalo de Navidad por adelantado” me he dormido. Sí, porque es normal que después de una noche de “locurus-temporaris” mi cuerpo ya no de abasto. Andro y su croissant me habían dejado buen sabor de boca, y había decidido comprarme el mayor granizado de la historia. 20 minutos más tarde, después de haberme prostituido visualmente frente a las chinitas masajistas de la plage y haberles dicho treinta veces que no me apetecía un masaje, volvía yo a la playa con una botella de 2 litros de granizado de limón. Claro, como el señor Diego y su mujer Hortensia me tienen ya muy vista, me regalan 1 litro y el otro me lo gano con sonrisas. Para que luego digan que yo soy una borde. Sí, soy muy borde, pero vivo a costa de los demás, porque desde que vivo aquí, no me he gastado 10 euros en total en comida. Si ya lo decía yo. Donde hay mucho viejo allí vengo yo, que entre sonrisa y sonrisa, me pagan cada día la comida. Es verdad. Debes pensar que tengo un morro que me lo piso, y así es, pero yo no me defiendo de tus acusaciones. La economía está mal, y lo sabe todo el mundo. Y yo nunca he sido de robar, pero a ver, si los pakis compran una botella de agua a precio de fábrica, les sale 0,20€ la botella. Y a nosotros nos cobran como mínimo 0,50. A mí que no me roben, que para eso ya está el gobierno. Me he convertido en una revolucionaria. Claro que qué más me dará a mí. Yo vivo en mi magnífico Londres, y allí la economía va mejor de lo que te piensas. Pues sí. El ritmo de vida es un desastre, al contrario que aquí, porque no te voy a mentir, aquí estoy de campo y playa, todo el día en bragas y cada día más morena, sin tomar bocado y yendo a yoga porque me ayuda. Londres es rápido, frío y estresante, aquí hay sol, playa, chicos mínimamente decentes y muchas cosas que hacer. Yo no cambiaría por nada mi Barcelona. Eso sí, mi Londres tampoco.


Ayer estuve pensando en Alexandra. Sigue en Londres, y por alguna extraña razón la envidio. Ojalá pudiera irme a Camden Town o Portabello a dar un paseo, o simplemente coger la bici y degustar las vistas del Thames. Londres…Londres…tantos años rogué vivir allí. Y ahora pertenezco a su sociedad y su basura de Starbucks, a su manera de vivir y sus comidas y canciones y pubs y sobretodo mucha mano suelta y escándalo.
Pero no, estoy en Barcelona. Mi ciudad, mía y sólo mía. Soy la persona más egoísta del mundo mundial y orgullosísima de ello. ¿Qué por qué digo que Barcelona es mi ciudad? Pues porque una ciudad sólo pertenece a aquellos que a cada paso que dan se enamoran cada vez más de ella aún viviendo en la ciudad. Por lo tanto sólo hay 2 personas que hayan vivido en ésta Barcelona y que hayan enloquecido hasta el punto de amarla como a una mujer. Zafón y yo misma. Y yo creo que la Zafón es el responsable de mi locura. Porque solo alguien que haya estado enfermamente enamorado puede enloquecer hasta tal punto. Yo lo que no entiendo es cómo los médicos no me han diagnosticado bipolaridad o esquizofrenia, como a Alberto. Mamá dice que es porque los artistas somos diferentes y nuestra mente nace ya enloquecida, que ni ella me entiende, pero que ni lo pretende, que sabe que jamás entenderá mi manera de pensar, pero es que ni ella ni nadie, porque yo estoy convencida de que muchas veces debería pertenecer al coro del manicomio de Horta, como la aya de Penélope Aldaya, y eso rima, y puede ser peligroso. En todo caso. A mi poco me importa estar loca, y poco me importa que los demás me lo digan. Si yo ya lo sé, ¿para qué decírmelo? Es una pérdida de tiempo.
Confieso que tengo carácter difícil, que soy muy pesada y muy mandona, soy un trasto, a veces río y a veces lloro, vivo las cosas con pasión y soy muy extremista. Creo que me casaré 2 veces y me divorciaré las 2. Soy muy romántica, hasta tal punto de darme asco a mí misma, pero soy así. Adoro a mi madre, pero aunque no la vea durante mucho tiempo, no la echo mucho de menos. No tengo tiempo para echarla de menos. A papá hace mucho que no le veo. Y tengo ganas de verle. Mi “ex” me dio una buena dosis de negativismo, pero ahora me toca recibirla un poco de mi padre. Soy soñadora y escribo mucho, hay temporadas en las que escribo como una obsesa y hay largos meses en los que no me pongo frente a frente con un papel en blanco. Me gusta mirarme al espejo. A veces se refleja algo que me gustaría ser, pero sólo si me paso largos ratos frente al espejo. Veo a alguien grande y pequeño a la vez, veo que la niña que llevo dentro no la he perdido y eso, de algún modo, me gusta. Tengo la gran obsesión de lavarme los dientes más de 4 veces al día. Lo sé, no es bueno, pero yo lo haré hasta cuando se me acabe la pasta de dientes. Entonces estaré 1 semana sin lavármelos. Es broma.
Marc se ha ido a su pueblo de salchichas, pero no le echo de menos. Supongo que ya me he acostumbrado tanto a que no hablemos que no me parece una carencia en mi vida actual. Me entristece que después de tantas cosas, ya no tengamos un lazo tan fuerte como el de antes. Las personas cambian y él desde luego ha cambiado. Por sus amigos y su novia, a la cual odio a muerte. Siempre le he dicho que él podría llegar a más, pero no me hace caso. No soy mala persona, pero el día de su ruptura me alegraré. Y cuando digo me alegraré no quiere decir que me iré de fiesta (aunque puede que coincida con alguna fiesta), ni tampoco que beba champagne para celebrarlo, sólo que cantaré un aleluya bien grande y diré: venga, quedemos para ir a tomar la horchata más grande que existe.

2 comments:

Anonymous said...

y su novia, a la cual odio a muerte. Siempre le he dicho que él podría llegar a más, pero no me hace caso. No soy mala persona, pero el día de su ruptura me alegraré. Y cuando digo me alegraré no quiere decir que me iré de fiesta (aunque puede que coincida con alguna fiesta), ni tampoco que beba champagne para celebrarlo, sólo que cantaré un aleluya bien grande y diré: venga, quedemos para ir a tomar la horchata más grande que existe.


SI TU A ESTO LE LLAMAS RESPETO LO LLEVAS CLARO.

Anonymous said...

Y no la pilles ni con Marc ni con Adriana, que ellos no han tenido nada que ver con esto.

Ahora no quiero abrir una nueva polémica, ni más problemas, solo quería constatar, resaltar, destacar, esta frase, que más bien sobra en tu blog, de acuerdo?

Y sin discusiones, tu en tu país, nosoltros en el nuestro y todos tan contentos.

Ni te molestes en contestar, no és necesario, gracias.