Monday

Me acuerdo del día en el que se me acercó a preguntarme si yo era Klea.
Nos habíamos conocido a mediados de septiembre del 2003 en las clases de música en la Academia Joan Llongueras pero pocos recuerdos conservé de aquellos años de locura pre-adolescente en los que todo lo que me rodeaba eran negras, blancas, negras con punto y semicorcheras.
Sin acordarme de ninguno de los nombres de los pequeños monstruos que compartieron conmigo clases de piano y solfeo seguí con mi vida, olvidándome de aquella endemoniada academia de música.
Años más tarde, en septiembre del 2006, cuando empecé mi último año de la ESO en el Vila de Gràcia, en una de las numerosas pausas que teníamos entre clase y clase, en el tercer piso se me acercó una chica rubia con cinturón marron, que yo ya detectaba había sido comprado en el Zara, y su amiga Ariadna se me acercaron a preguntarme si yo iba o había ido a la ya nombrada anteriormente academia de música Joan Llongueras. Ella me reconoció como la chica que siempre cantaba por los pasillos, y yo, con toda sinceridad, no tenía ni la más mínima idea de quien era, pero evidentemente, con toda honestidad (perdon, quería decir...) le dije: "¡Ahhh! siii! ¡me acuerdo perfectamente de quien eres! como estás? ¿qué tal?"
Meses más tarde le confesé que aquel día le mentí sin saber quien era. Nos veíamos cada día, así que después de un par de encuentros la memoria empezó a refrescarse y comencé a acordarme de quien era.`
Pasamos patios juntas, desayunos, comidas, pausas entre clases, conciertos de navidad y Sant Jordi, y el mítico viaje a Port Aventura. Siempre podía encontrarme porque yo era la única que cantaba por los pasillos como si en realidad fuera una sala de concierto (quien hayan estado en mi colegio lo saben, porque el eco que hay es impresionante). Andro se acoplaba y los tres solíamos hacer de las nuestras.
Sólo pasaron 8 meses de intensa amistad de los cuales no olvido ni un detalle.
Cuando me marché a Londres nos oíamos frecuentemente, pero entre mi ritmo de vida y el suyo, y la increíble falta de tiempo para seguir con nuestra intensa amistad, poco a poco el fuego se fue apagando. Nada de eso quita mi enorme amor hacia ella y el tremendo cariño que le tengo y siempre le tendré. De todas las personas del colegio, ella era la única que pese a cualquier cosa, al verme, sonreía sin vergüenza alguna, aunque fueran las 8 de la mañana y todos estuviéramos arrugados como pollos recien nacidos.
Sus ganas de conocer, de desarrollarse en mil y un sentidos, de leer, de cantar, de tocar la flauta y el piano, sus ganas de conocer a gente, de verse con sus amigos, sus ganas de vivir y su buen humor se te pegaban como la risa floja y me enamoraron cuando la conocí, y siguen enamorandome ahora.
Tenemos pendientes muchas cosas, viajecillos, conciertos, salidas, playas, etc...
Es curioso lo que se puede llegar a estimar a una persona aunque esté lejos y aunque no hables con ella durante meses, y luego cuando las dos teneis 5 minutos, parece que no haya pasado el tiempo. Se que en ella siempre tendré una amiga y ella sabe que en mí siempre tendrá una hermana, o lo que haga falta.
Se llama Clara, y hoy cumple 16 primaveras.

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